El topónimo es de origen musulmán (al-qadaf) y significa "a orillas de"; en un principió se llamó Alcatef y derivó en Algadefe con el paso de los siglos.
También los restos arqueológicos han confirmado poblamientos en la Edad de Bronce, y sobre todo en el más característico de sus tesos; El Teso de La Mora, donde hubo un asentamiento celta del tipo "Soto de Medinilla" en la Edad de Hierro. Los tesos de Algadefe se yerguen entre el páramo bajo y la ribera del Esla presentando la mayor altitud del entorno, siendo lugares estratégicos, especialmente el Teso de la Mora con su forma de castro.
Tras la invasión musulmana de la Península en el 712 y la posterior reconquista, iniciada por el rey Pelayo, se forma en el sur de León un islote de población mozárabe procedente de las alcurnias andalusíes. Esta etapa es la más influyente en la historia del primer Algadefe pues conservó el nombre musulmán en un mar de nombres góticos, sin embargo no se conserva ningún resto arqueológico (que no genético) de aquella etapa.
En el año 904 ya existía un monasterio prebenedictino dedicado a San Martín. Entrono al cenobio proliferaron casas de campesinos venidos de poblaciones cercanas como Santa Marina o Toral de los Guzmanes.En el año 910 comienza la repoblación del reino leonés, abatido demográficamente tras las guerras. Alfonso III hace de León la capital de reino y se refuerza la presencia real en las zonas rurales a través de cenobios con protección directa del rey. En el monacato leonés de los siglos IX y X se produce una benedictización que trae como consecuencia la absorción de pequeños conventos (como el de San Martín) por otras grandes órdenes en auge en aquel momento como los benedictinos representados en Algadefe por Santa Mª de Eslonza; al que se le entregan las ruinas del antiguo San Martín. El monasterio de Santa María de Algadefe será uno de los más importantes, ricos e influyentes de la época en la provincia de León, junto con otros de la misma orden, como en Ardón Santos Justo y Pastor y San Adrián en Audanzas del Valle.
La administración del creciente Algadefe y Santa Marina fue mediante concejo que durante siglos dependió del monasterio de la orden de los benedictinos. Los fueros de algadefe y Santa Marina (1268) hablan de los tributos que estaban obligados a pagar los vecinos de Algadefe al monasterio de Eslonza. En el siglo XVI todavía se habla de la presencia de Santa Marina, pero con el paso del tiempo y las inundaciones el pueblo se terminó abandonando.
También existió una fortaleza de adobe con cubos y torre del homenaje perteneciente a Doña Urraca y de la cual solo queda un tapial.
Tuvo un importante molino harinero cerca de Villarrabines. Desde la segunda mitad del siglo XIX su término es irrigado por las aguas del Canal del Esla, en cuyo salto de Algadefe se instaló una fábrica de luz que ilumió a la comarca desde finales del siglo XIX.
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